Llegué al club Nerja de Atletismo de casualidad. Yo era además de bribón de playa un montañero.
Durante mis viajes invernales lejos del cortijo de Maro, recorría a paso ligero grandes distancias de miles de kilómetros sin prisas por llegar a ninguna parte.
Iba cargado con una enorme mochila y varias mochilas más pequeñas cruzadas con las que atravesaba grandes montañas de camino a ninguna parte.
Un ejemplo tras varios días de estar con mis padres en Torremolinos, fue irme al camping de Benidorm.
Tras tres o cuatro días allí comenzaba la marcha que no sabía cuándo terminaría.
Desde Benidorm llegué a Valencia pasando por Jávea y Denia, marchando por las carreterillas de la costa en una jornada sin dormir, totalmente excitado y 150 kilómetros de una tacada.
A tal punto se rompieron las asas de plástico de la nueva mochila por la alta presión de la marcha.
Mosqueado, se me ocurrió hacerle nudos a las correas sin asa para continuar mi ruta.
Llegué a perder tantos kilos que tuve que amarrar mis pantalones vaqueros para que no se me cayeran.
Como digo, mis rutas podían prolongarse durante semanas con promedios de 30-40 kilómetros diarios.
O sea que, cuando conocí la existencia del club Nerja de Atletismo, llevaba miles de kilómetros de travesía a lo largo de más de una década.
Con paso ligero militar cargando en mis piernas mochilas enormes de más de 50L en las que tenía enganchada toda mi vida, llegué a todas partes.
También hubo muchas travesías que tan solo andaba, pero en esas no estaba totalmente excitado y mostraba una calma inmensa.
Llegué al Nerja de Atletismo tras sufrir varias intoxicaciones alimentarias de origen desconocido.
Cuando volví a Maro a las puertas del verano, había perdido mucha masa muscular.
Sentado en la terraza del bar Cueva Sol de mi gran amigo José Muñoz, decidí buscar un gimnasio en Nerja para ponerme fuerte y salir de mis problemas de salud.
Entonces mis amigos José del merendero de la playa de Maro y mi amigo José Muñoz, me dijeron que en el campo de fútbol municipal estaba el Nerja de Atletismo, y el recinto lo llevaba Paco Gallardo, primo de ellos, que se convirtió en mi mentor
Fui a Nerja andando tras desayunar en el Cueva Sol siguiendo las indicaciones para encontrar el recinto.
Estaba en la misma calle del centro de salud, que ya conocía de algunas ocasiones, y allí en el campo fútbol conocí a Paco Gallardo.
La primera lección fue "ponerme fuerte por dentro y no por fuera."
Máxima que dejó escrito en mi mente el veterano entrenador.
Después durante muchos días por las tardes, me llevaba corriendo por los innumerables carriles de la vega de Nerja.
Pasaron meses, me federaron y ibamos en autobús lleno de atletas a correr campo a través y carreras pedestres.
Así inicié mi andadura en el mundo del atletismo, olvidando mi carrera de bribón en la playa de Maro, pero no del todo.
Si pudiera poner quejas, lo haría contra algunas atletas o personas del entorno, que desconociendo mi actividad amorosa en la playa, no hacían más que molestar creyendo que me dejaría arrastrar a compromisos.
Creer que yo era un hombre para los proyectos que querían montarse, fue un error abultado lejos de la realidad.
Por supuesto me dediqué de lleno a aprender lo que Paco Gallardo me enseñaba.
También comencé a rodar solo, a tener amigos marroquíes sin saber que eran élites y ganaban bastante dinero en las competiciones.
La amistad con esos grandes atletas no me llevó a saber mucho más de lo que me había instruido mi mentor Paco Gallardo.
Aunque es cierto que aprendí pequeños detalles que me enseñó por ejemplo, mi gran amigo Fikry Mostapha, hoy retirado y dedicado a su mujer y a sus hijos en Nerja.
Los mejores años fueron cuando tenía las llaves del recinto deportivo del campo fútbol que me había dado Enrique López Cuenca.
Incluso llegué a ir corriendo de madrugada al gimnasio alguna noche que no podía dormir.
Recorría los cinco kilómetros entre el cortijo y Nerja para echar una sesión de pesas debajo de la grada, y después volverme al cortijo de vuelta otros cinco kilómetros.
Yo soy un hombe que disfruto cada momento que vivo. Cuando me acuerdo de ello me sube la adrenalina y me entran ganas de volver.
Y todo esto no hubiera sido posible sin la confianza de Enrique López Cuenca y Paco Gallardo, y también de Carlos Salcedo.
Sin el eterno presidente del club Nerja de Atletismo y mi mentor Paco Gallardo, nunca hubiera sabido lo bonito que es correr con técnica.
Estuve más de una década en el club Nerja de Atletismo, los tiempos cambiaron y yo iba detrás de una fórmula para ganar carreras y dinero, expuesta en esta fórmula, pero con una ecuación parecida 👉 (E=MC2).
👉 Dudo mucho que los que tienen la suerte de ganar carreras, conozcan la fórmula.
Esto quiere decir que la otros que les han enseñado.
Cuando supe la fórmula experimentando en los Pirineos, el mundo se me echó encima y tuve que volverme a Málaga.
Las cosas con mis padres no iban bien.
También había gente que me odiaba y esperaron su momento para hacer daño.
Mis padres hace años que murieron, pero no me voy a olvidar de los palos que me dieron y los pienso devolver.
Cualquier día me cobraré la deudacontra los del curso de monitor de atletismo.
Profesores chatarra, enchufados, que no tienen donde caerse muertos.
Aleccionadores de pacotilla y basura didáctica, dolor de cabeza por culpa de incultos majaderos.
Historietas subterráneas llenas de cuernos. Ninguno vale ni para bribón de playa.
Se creen campeones pero arrastran una amargura de campeonato. Y se les nota en la cara allá por donde van.